¿Cómo aprender?
Antes de aprender una lengua extranjera, deberíamos averiguar por qué la gente habla (incluso en su lengua materna). ¿Realmente necesitan hacerlo?
Pues resulta que la gente habla para conseguir un resultado satisfactorio. Tal vez la excepción sea que a veces nos hablamos a nosotros mismos, pero si lo pensamos bien, incluso eso puede dar un resultado. Cuando aprendemos una lengua extranjera, por ejemplo, tendemos a hablar con nosotros mismos, y este peculiar comportamiento nos permite aprender lo que necesitamos.
Ahora bien, no quiero alejarme de la afirmación anterior, pero lo cierto es que las personas pueden desenvolverse muy bien sin conversar con los demás. Si la situación es una en la que todo sucede por sí mismo, y no necesitas nada más que lo que ya has recibido, entonces no necesitas hablar.
Sin embargo, cuando las personas están con otras, crean situaciones que les obligan a hablar. Plantean preguntas para recibir algo que necesitan o la información que requieren. La gente responde a preguntas para sentirse orgullosa de haber ayudado a otra persona. La gente recita largos poemas para crear asombro, cuenta chistes para hacer reír a los demás, habla a un niño en edad escolar, a un estudiante o a un público interesante con fines educativos, a veces simplemente balbucea para mantener una conversación y satisfacer las necesidades comunicativas que son de vital importancia para las personas, etc. Esto significa que las personas que hablan siempre tienen un objetivo: conseguir un resultado material, informativo o, sobre todo, deseado.
¿Qué es una frase?
Ya que nos hemos puesto de acuerdo sobre la forma de hablar para conseguir un resultado deseable, es hora de analizar qué es una frase.
Una frase es un pensamiento o una idea que se expresa con palabras o se escribe para conseguir un resultado concreto. Una sola frase puede expresar uno o varios pensamientos o ideas.
Si dominas mínimamente el idioma, a los demás les resultará más fácil percibir las frases en las que sólo intentas expresar un pensamiento. Es interesante que se pueda elaborar una frase y expresar específicamente un pensamiento con una sola palabra. Lo único que hay que hacer es aprender a hacerlo. A veces, una sola palabra en el lugar y el momento adecuados puede sustituir a largas frases y resolver grandes problemas: "¡Bebe!", "¡Ve!", "¡Para!"
Recuerda que las frases de una sola palabra sólo serán comprensibles en una situación y un contexto concretos.
Una frase comprensible y sus elementos
Las frases cortas y racionales son necesarias para que los demás te entiendan. Como decían en la antigua Esparta, sé lacónico. Cuanto más breve y corta sea la expresión de tus deseos, mejor será. La recomendación es que utilices frases que no tengan más de tres o cuatro palabras.
Una frase racional que todo el mundo pueda entender se compone de estos elementos: La persona, la actividad, el sujeto, el tipo y la palabra auxiliar.
Dado que una frase racional no debe incluir más de tres o cuatro palabras, es mejor juntar varias frases de dos o tres palabras en lugar de utilizar los cinco elementos mencionados. Los próximos capítulos se centrarán en cómo expresar tu deseo con varias frases. Sin embargo, primero veamos los elementos de una frase racional.
La persona o el ejecutor: Se refiere a nosotros, a nuestros interlocutores o a las personas que participan directa o indirectamente en un acontecimiento. Es alguien que está haciendo algo, ha hecho algo o va a hacer algo. Tú, yo, mujer, hombre. Yo miro. Mujer hablar. Hombre ir.
La actividad: Se trata de un proceso o actividad en la que participa la persona o el realizador. También puede aplicarse a un objeto. Beber, tomar, comer. Hombre beber. Tomar entrada. Seguir.
El objeto: Esto se relaciona con la actividad. Entrada, pan, agua. Toma la entrada. Comer pan. Beber agua.
El tipo: Se refiere a todos los tipos de propiedades y circunstancias. Se aplican por igual a la persona, al objeto y a la actividad. Frío, fuera, lento, a, de. Comida fría. Dormir al aire libre. Caminar lentamente. A París. Desde París.
Palabras auxiliares: Las palabras auxiliares nos ayudan a componer frases con preguntas o negaciones. También podemos utilizarlas para unir varios elementos de una frase: Dónde, cuándo y, sí, no. ¿Cuándo desayunar? ¿Dónde está el pan? Té y café. Té, sí. Café, no.
Cómo componer frases más largas
Aunque no recomendamos frases con más de tres o cuatro palabras, puede haber casos en los que se necesiten frases un poco más largas.
Esto ocurre cuando hay más de uno de cada uno de los elementos de la frase (persona, actividad, objeto, tipo, palabra auxiliar). El hombre y la mujer comen juntos. Quiero un té caliente grande. La primera frase incluye dos personas, mientras que la segunda incluye dos tipos.
Las frases más largas también pueden incluir palabras auxiliares como "y", "donde", "si", etc. La palabra "y" ya aparecía en la frase sobre el hombre y la mujer comiendo juntos. Este es otro ejemplo en el que interviene "donde": "¿Dónde está el tren a París?"
Aun así, recordémoslo siempre: Cuanto más corta sea la frase, más fácil será expresarla y entenderla.
Deseos, pensamientos e ideas complejas
Antes de continuar, repitamos algunas verdades. En primer lugar, la gente habla para conseguir el resultado que desea. En segundo lugar, se puede prescindir de hablar si todo es perfecto en una situación concreta.
Si quieres que alguien haga algo concreto, tienes que decirlo. Quizá quieras que la otra persona responda a tu pregunta sobre la dirección que debes tomar. Si puedes ordenar una o varias palabras en una frase lógica, significa que puedes expresar tu deseo, pensamiento o idea.
Un solo pensamiento, frase o palabra no siempre será suficiente para lograr tu objetivo. Esto se debe a que las cosas que queremos decir o conseguir pueden implicar varias cosas. Debemos aprender algunas cosas para saber qué hacer en una situación así.
Vamos a nombrar estas cuestiones. Los resultados que deseamos son una idea, y cada componente de la idea es un pensamiento.
He aquí una situación muy sencilla: Estás en el sur de Europa. Hace mucho calor. Tienes sed y quieres agua fresca. Esa es la idea. Incluye cuatro pensamientos diferentes que pueden expresarse en frases breves:
El primer pensamiento: Tienes sed.
El segundo pensamiento: Quieres agua.
El tercer pensamiento: Quieres un poco de agua fresca.
El cuarto pensamiento: Una pequeña cantidad de agua será suficiente.
Si intentas expresar esta idea aparentemente sencilla en una frase, ésta tendrá que ser larga y gramaticalmente compleja. Tendrás que conocer la gramática de la lengua, así como las particularidades de la formación de las frases. Tendrás que poner en práctica esos conocimientos. De lo contrario, podrías ser malinterpretado. Puede que alguien piense que tienes frío y que quieres beber algo caliente. Quizás te den agua que no es buena para beber. Si hace calor y quieres agua fresca, por supuesto, no habrá malentendidos. Sin embargo, en otras situaciones es muy fácil equivocarse. Sigue mi consejo. Divide tu idea en varios pensamientos. Expresa cada pensamiento con una frase corta y sencilla. La gente te entenderá aunque tengas poco vocabulario y no tengas conocimientos perfectos de gramática.
Déjame que lo repita: Cuanto más corta sea la frase, menos influye la gramática en que te entiendan o no.
Hay dos elementos diferentes en el éxito de las comunicaciones: Un buen vocabulario y la capacidad de hablar con claridad. Es bueno que estas dos cosas se complementen, pero no siempre es así.
Todos conocemos situaciones divertidas o tristes en las que alguien habla un idioma que entendemos. Habla y habla, pero nadie del público entiende lo que quiere decir. Quizás las cosas que el público entendía ya no están claras. ESTO ES BALBUCEAR.
También conocemos a personas que pueden transmitir una idea de forma rápida y concreta a cada oyente, aunque hable un idioma diferente. Eso es hablar de forma lacónica.
La palabra "lacónico" viene de la antigua Esparta. Sabemos que los espartanos siempre iban a la guerra. Nacieron para ser soldados. Sin embargo, no todo el mundo sabe que los espartanos sentaron las bases del lenguaje lacónico. En una situación de batalla extrema, cualquier vacilación o malentendido podía acarrear terribles consecuencias. Se necesitaba una comunicación breve, concreta y comprensible, una comunicación lacónica. Los espartanos introdujeron esa forma de comunicación.
Sólo se conservan leyendas sobre la antigua Esparta, pero seguimos apreciando a las personas que saben expresarse de forma breve y lacónica. Es fácil comunicarse con ellos y entenderlos.
La conclusión: Aprende a dividir tu deseo o idea en pensamientos separados o frases cortas y lógicas. Así podrás expresar tu deseo con precisión, y no importa cuántas palabras conozcas o no. El vocabulario y la gramática no tienen una importancia decisiva. Aprende a hablar de forma breve y comprensible. Sólo entonces intenta mejorar tus conocimientos gramaticales y de vocabulario para enriquecer tu estilo de hablar. Aquí podemos utilizar una frase muy conocida: El estilo no es importante. La sed lo determina todo.
Expresar una idea con varias frases
Si no puedes expresar tu deseo o idea con una sola frase, entonces necesitas más de una. No obstante, recuerda que el pensamiento principal debe expresarse siempre antes que los pensamientos menos importantes.
No tiene sentido discutir cuestiones secundarias si no se ha llegado a un acuerdo sobre la principal. Haz siempre una pausa entre los pensamientos u oraciones individuales.
¿Qué pensamiento es importante y cuál es secundario? Eso depende de tu situación. Es una decisión subjetiva.
Piénsalo así: Necesitas una habitación para pasar la noche. El tamaño y el precio de la habitación del hotel no son importantes. Primero tienes que dejar claro que quieres pasar la noche en el hotel. Sólo entonces merece la pena hablar de los tipos de habitaciones que hay y de su precio. Sin embargo, si el precio es más importante que el hotel como tal, actuarás de forma contraria.
No tengas miedo de utilizar las mismas palabras en varias frases si necesitas más de una para expresar tus deseos. Es muy recomendable. Te ayudará a no perder el concepto global de tu pensamiento.
He aquí un ejemplo: Hace frío. Tienes hambre. Quieres comida caliente. Prefieres una sopa caliente.
Estos son los elementos de la frase:
Quiero comer. Quiero comer caliente. Quiero sopa caliente.
La primera frase deja claro que tienes hambre y que vas a saber si hay comida disponible. A continuación, acuerdas la comida caliente. La última frase expresa tu deseo específico.
Si sólo quieres sopa caliente y nada más, entonces "quiero sopa caliente" será suficiente.
Preguntas y negaciones
Ahora ya sabes cómo elaborar una frase sencilla y racional. Pasemos a las preguntas y a las negaciones.
Las preguntas: Ahora ya sabes cómo elaborar una frase sencilla y racional. Pasemos a las preguntas y a las negaciones.
Las preguntas: Si quieres hacer una pregunta en otro idioma, lo más importante es aprender las palabras auxiliares que se necesitan. Hay unas cuantas palabras fáciles: Qué, dónde, cuándo y cuánto. Si además sabes preguntar cómo y por qué, tus habilidades superarán el nivel de supervivencia.
A continuación aprenderemos a utilizar correctamente estas palabras en las frases.
Primero debes determinar el objeto de la pregunta: una persona, una actividad, un objeto y, por supuesto, un tipo.
Si quieres que la otra persona te entienda con precisión, elige un solo pensamiento o palabra como objeto de la frase. Haz tus frases lo más cortas posible. Puedes utilizar sólo un par de palabras: el objeto y la palabra auxiliar: ¿Dónde agua? ¿Cuánto dinero?
Por supuesto, habrá casos en los que no puedas describir el objeto con una sola palabra. Por ejemplo, tienes que ir a París. Tienes que coger el tren. Esta es la pregunta: ¿Cuándo se va en tren a París? En este ejemplo, "tren" y "París" son un solo pensamiento. No necesitas ningún tren para llegar a ningún destino. No necesitas ningún otro transporte para ir a París. Sólo te satisface "tren a París".
En las preguntas, la palabra interrogativa suele ir antes del objeto de la pregunta.
Negaciones: Es más fácil elaborar una negación constructiva que formular una pregunta. Para negar algo en otro idioma, elige el objeto, como si estuvieras preparando una pregunta. El objeto, de nuevo, puede ser una persona, una actividad, un objeto o un tipo.
Una palabra es suficiente para expresar la negación: "No". Rápido no, tú no, café no.
Aquí me repetiré. Al igual que con las preguntas, elige una sola palabra como objeto de la negación para que la otra persona te entienda con precisión. Reduce al máximo la longitud de tu frase. Utiliza sólo dos palabras: el objeto y la palabra "no".
Una frase más larga puede significar un malentendido. La otra persona puede pensar que no tienes ninguna sed. Quizá piense que no quieres la bebida que te ofrece.
A veces, una frase de negación es más fácil y precisa al contrastar una confirmación y una negación: Bebida sí. Café no.
La palabra de negación puede ir antes o después del objeto. Si quieres subrayar la negación, utiliza la palabra auxiliar dos veces: ¡No, no más! ¡No, té no!
Tiempos futuros y pasados
Los tiempos futuros y pasados se combinan de forma similar a las preguntas y las negaciones.
Cuando estás de viaje, lo más frecuente es que utilices el tiempo presente o el futuro. El pasado no es muy importante en estas situaciones. El pasado es importante cuando se habla de la vida o cuando hay que identificar al culpable.
Una frase que no se aplica al presente es más fácil de elaborar con una contradicción o comparación lógica. Al igual que con una negación, puedes comparar el otro tiempo con el presente: Tomar café más tarde. Ahora no. Más tarde.
Si necesitas una frase sobre el pasado, haz lo mismo que con una negación o el tiempo futuro. Para expresar hechos pasados con una contradicción, puedes utilizar palabras como ahora, entonces y antes.